El propósito del proyecto de inteligencia emocional 3R (Respira, Recuerda Responde) para reducir la reincidencia es mejorar la adaptabilidad social y la resiliencia de los reclusos y exreclusos, promover su reintegración a la sociedad y, como resultado, reducir la reincidencia. En este sentido, las intervenciones de Inteligencia Emocional deben ser dadas a los presos que serán liberados dentro de los 6 meses. Para complementar esta medida, se debe realizar una encuesta de adaptabilidad social a los infractores en un plazo de al menos 3-6 meses a partir de su liberación. El proyecto planea mostrar la importancia de la aplicación de herramientas y estrategias de Inteligencia Emocional para los reclusos que serán liberados dentro de los 6 meses con el fin de reducir los niveles de reincidencia. El proyecto tendrá una doble línea de intervención, tanto con los presos como con las personas que apoyan a los reclusos en su intento de reintegrarse en la sociedad: guardias, vigilantes y trabajadores sociales, pero también ONG en el seguimiento fuera de las prisiones. Este programa tiene un doble enfoque. Por un lado, trabajará con los reclusos y, por otro, con las personas que conforman los sistemas de apoyo a los reclusos en su reintegración en la sociedad. Para los presos parece deseable ofrecer un programa integral que ayude a los reclusos a aprender cómo integrar las prácticas de inteligencia emocional en su vida cotidiana, por ejemplo, tener sesiones de entrenamiento centradas en el manejo del estrés, la autoconciencia y la autorregulación. Paralelamente a este programa para los reclusos, se debe ofrecer otro para las personas cuya función es apoyar a los reclusos en su intento de reintegrarse en la sociedad. Entre ellos figuran los guardias, los guardias y los trabajadores sociales (en la vigilancia penitenciaria), pero también las ONG y otros tipos de organizaciones (fuera de la vigilancia penitenciaria) teniendo en cuenta la extrema importancia del seguimiento en los primeros meses después de la liberación.